sábado, 30 de noviembre de 2019

Origen de las fiestas navideñas - La Hallaca

Formatodescargable.- Por lo general la mayoría de los venezolanos/as asociamos la Navidad con la alegría, la prosperidad, la renovación y la abundancia. Esto se debe a dos tipos de relaciones que se vinculan a la época: la productiva y la simbólica. La primera porque en esta fecha se cancelan a los trabajadores/as los aguinaldos y utilidades y aprovechamos para hacerle arreglos a las casas, los estrenos, dar obsequios y, sobre todo, olvidarnos de las dietas. La segunda está estrechamente relacionada con la cultura occidental, desde los celtas que acostumbraban a entregar los eguinad, los regalos de Año Nuevo y esta era una forma de desear buenos augurios a quien los recibía. 


Esta tradición se extendió a Roma y se generalizó tanto para el nuevo año como para el natalicio, estos obsequios generalmente consistían en alimentos. Sabemos que todos los seres humanos tenemos necesidad de comer, vestir, compartir, creer, socializar, ser reconocidos y aceptados. Y la relación de la Navidad y el Año Nuevo con los regalos y estre nos la asociamos con la prosperidad, donde cambiamos lo viejo por cosas nuevas como símbolo de augurios; es importante darnos cuenta cuando trascendemos la frontera del rito y pasamos al consumismo. 


El primero enmarcado en la tradición de la sociedad a la que pertenecemos y el segundo cuando nuestras necesidades toman signo de estatus, es decir, cuando estas necesidades son cubiertas por marcas y estéticas ajenas (corporales y ambientales), banalizando nuestra esencia festiva. A diferencia de los egipcios que pensaban que al irse al otro mundo se llevaban sus pertenencias, los cristianos concebimos que nos vamos de este mundo sin nada material, y como decía mi papá: “solo nos llevamos lo estudiado, lo comido y lo bailao”, es decir lo cognitivo y lo afectivo, entonces por qué preocuparnos tanto por lo material. Aprovechemos la abundancia y la prosperidad que nos trae la época de Navidad y Año Nuevo para viajar por Venezuela, lo cual es una doble inversión porque conocemos nuestro país de una forma integral: cognitiva y afectiva. 



Es un reencontrarnos, reconocernos, revalorizarnos y dignificarnos. De esta forma estamos invirtiendo en nuestro país y en nuestra familia, así que a disfrutar porque nadie nos quita lo bailao. En estas próximas líneas tendrá la oportunidad de planificar sus vacaciones de fin de año y disfrutar de ellas dependiendo de la región del país que vaya a visitar. Si bien tenemos por una parte una tradición parecida en todo el país como son las hallacas y los bollos, el dulce de lechosa, de cabello de ángel, de durazno con ciruela, el de leche cortada, la leche e’ burra y el ponche crema, entre otros; por otra encontramos las particularidades regionales, no pretendo con ello homogeneizar a las regiones sino hablar de ciertas peculiaridades que las identifican y para las cuales debe estar atento/a. Pues no podemos dejar que el proceso de globalización y los estereotipos nos invisibilicen la diversidad que nos enriquece como país, tales como la gaita de furro que se ha comercializado como nuestra música de Navidad, casi que la única.

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