Formatodescargable.- Por lo general la mayoría de los venezolanos/as asociamos la Navidad
con la alegría, la prosperidad, la renovación y la abundancia. Esto se
debe a dos tipos de relaciones que
se vinculan a la época: la productiva
y la simbólica. La primera porque
en esta fecha se cancelan a los trabajadores/as los aguinaldos y utilidades y aprovechamos para hacerle
arreglos a las casas, los estrenos, dar
obsequios y, sobre todo, olvidarnos
de las dietas. La segunda está estrechamente relacionada con la cultura occidental, desde los celtas que acostumbraban a entregar los eguinad, los regalos de Año Nuevo y
esta era una forma de desear buenos augurios a quien los recibía.
Esta tradición se extendió a Roma
y se generalizó tanto para el nuevo
año como para el natalicio, estos
obsequios generalmente consistían
en alimentos.
Sabemos que todos los seres humanos tenemos necesidad de
comer, vestir, compartir, creer, socializar, ser reconocidos y aceptados. Y la relación de la Navidad y el
Año Nuevo con los regalos y estre nos la asociamos con la prosperidad, donde cambiamos lo viejo por
cosas nuevas como símbolo de augurios; es importante darnos cuenta
cuando trascendemos la frontera
del rito y pasamos al consumismo.
El primero enmarcado en la tradición de la sociedad a la que pertenecemos y el segundo cuando
nuestras necesidades toman signo
de estatus, es decir, cuando estas
necesidades son cubiertas por marcas y estéticas ajenas (corporales y
ambientales), banalizando nuestra
esencia festiva.
A diferencia de los egipcios que
pensaban que al irse al otro mundo
se llevaban sus pertenencias, los
cristianos concebimos que nos
vamos de este mundo sin nada
material, y como decía mi papá:
“solo nos llevamos lo estudiado,
lo comido y lo bailao”, es decir lo
cognitivo y lo afectivo, entonces
por qué preocuparnos tanto por lo
material. Aprovechemos la abundancia y la prosperidad que nos
trae la época de Navidad y Año
Nuevo para viajar por Venezuela,
lo cual es una doble inversión porque conocemos nuestro país de
una forma integral: cognitiva y
afectiva.
Es un reencontrarnos, reconocernos, revalorizarnos y dignificarnos. De esta forma estamos invirtiendo en nuestro país y en
nuestra familia, así que a disfrutar
porque nadie nos quita lo bailao. En
estas próximas líneas tendrá la
oportunidad de planificar sus vacaciones de fin de año y disfrutar
de ellas dependiendo de la región
del país que vaya a visitar. Si bien
tenemos por una parte una tradición parecida en todo el país
como son las hallacas y los bollos,
el dulce de lechosa, de cabello de
ángel, de durazno con ciruela, el
de leche cortada, la leche e’ burra
y el ponche crema, entre otros;
por otra encontramos las particularidades regionales, no pretendo
con ello homogeneizar a las regiones sino hablar de ciertas peculiaridades que las identifican y para
las cuales debe estar atento/a.
Pues no podemos dejar que el
proceso de globalización y los estereotipos nos invisibilicen la diversidad que nos enriquece como
país, tales como la gaita de furro
que se ha comercializado como
nuestra música de Navidad, casi
que la única.